Aprendizaje Basado en el Pensamiento


Más allá del debate sobre la eficacia de aprender “de memoria”, cuando se habla de educación uno de los aspectos más discutidos es la necesidad de enseñar a los alumnos a trabajar con la información que reciben en la escuela. Enseñarles a contextualizar, analizar, relacionar, argumentar…En definitiva, convertir información en conocimiento.
Este es el objetivo del thinking-based learning o aprendizaje basado en el pensamiento (TBL), desarrollar destrezas del pensamiento más allá de la memorización, desarrollar un pensamiento eficaz.

TBL o aprendizaje basado en el pensamiento

El Thinking-Based Learning (TBL) o aprendizaje basado en el pensamiento es un enfoque metodológico para enseñar a razonar. Para ello, es necesario que los alumnos aprendan y desarrollen ciertas destrezas y hábitos mentales.
Uno de los objetivos escolares relacionados con los conocimientos que conforman el currículo es que los alumnos los aprendan, pero que a su vez los utilicen.
Y es precisamente una perspectiva de aprendizaje basada en el pensamiento la que defiende como un objetivo educativo primordial que los alumnos desarrollen un tipo de pensamiento ‘eficaz’. Es decir, un pensamiento capaz de tomar decisiones, de argumentar, analizar, ser creativo y crítico.
Robert Swartz, principal representante del aprendizaje basado en el pensamiento, en su libro Pensar para aprender defiende la necesidad de trabajar y ejercitar un pensamiento eficaz, lo cual implica conocer y asimilar los procedimientos necesarios para conseguir este tipo de pensamiento. Estos procedimientos son razonamientos de orden superior y de habilidades analíticas y reflexivas.

Los tres pilares básicos de un pensamiento eficaz

Si nos referimos a personas adultas, desarrollar un pensamiento eficaz, como hemos dicho, implica poner en juego habilidades mentales que ayuden a desarrollarse mejor en los distintos ámbitos de la vida, tanto cotidiana como profesionalmente. En este sentido, podríamos decir que un pensamiento eficaz se compone de:
·         Destrezas de pensamiento. Son procedimientos reflexivos y adecuados a cada situación particular.
·         Hábitos de la mente. Esto significa que el uso de las destrezas mencionadas antes se constituya en una práctica habitual de las personas. Es decir, en su forma o en el hecho de pensar de esa manera. Los hábitos de la mente que contribuyen a un pensamiento eficaz son los siguientes:
o    Persistir en una tarea que requiere pensar, manejar la impulsividad y correr riesgos razonables a la hora de pensar y actuar.
o    Escuchar con atención, comprensión y con empatía.
o    Reflexionar de manera flexible y responder con curiosidad e interés.
o    Preguntar y plantear problemas, buscar la precisión y la exactitud, y comunicar con claridad y precisión.
o    Pensar de forma independiente y mantener una postura abierta al aprendizaje continuo.
o    Crear, innovar e imaginar, y encontrar el humor.
o    Recoger datos utilizando todos los sentidos.
o    Aplicar conocimientos adquiridos en el pasado a situaciones nuevas.
·         Metacognición (pensar sobre el acto de pensar). Una vez se ha incorporado el hábito de pensar usando las destrezas de pensamiento de las que hemos hablado, la metacognición hace referencia a la reflexión sobre las propias destrezas de pensamiento que uno utiliza en las situaciones. En definitiva, se trata de pensar y analizar qué procesos mentales hemos utilizado para tomar decisiones y acciones.

Aprendizaje basado en el pensamiento desde la infancia

Ahora bien, hemos descrito las características del aprendizaje basado en el pensamiento para desarrollar una forma de pensar eficaz en personas adultas. Pero ¿qué sucede con los niños pequeños? ¿Es posible empezar a desarrollar un tipo de pensamiento eficaz desde tempranas edades?
Precisamente, Robert Swartz afirma que es posible desarrollar destrezas de pensamiento en niños pequeños mediante la enseñanza de rutinas de pensamiento. Como, por ejemplo, comparar y contrastar situaciones para encontrar similitudes y diferencias importantes, y establecer conclusiones.
Quienes defienden un aprendizaje basado en el pensamiento sostienen que los hábitos de la mente deben ser trabajados en las situaciones escolares desde desde la etapa infantil. En esta línea, Swartz establece, además, tres tipos de pensamiento que deberían enseñarse a los niños:
·         Conceptualizar, entender, ordenar, desarrollar y construir progresivamente ideas.
·         Resolver problemas, identificar cuál es y por qué hay un problema. Encontrar posibles soluciones y decidir cuál es la mejor y por qué.
·         Tomar decisiones, eligiendo la mejor acción.

Aprendizaje basado en el pensamiento para enseñar a pensar…

El objetivo de un aprendizaje basado en el pensamiento es enseñar a pensar. Es conseguir que los alumnos, desde pequeños, se inicien en tareas cognitivas para abordar los contenidos que se les enseñan. Con lo cual, deben aprender desde pequeños a planificar y a guiar sus propios pensamientos, como forma de reflexionar antes de tomar una decisión.
En definitiva, una persona que piensa es capaz de analizar una situación de forma rigurosa y eficiente, valorando lo que debe hacer. Y valorando, además, las herramientas, destrezas y hábitos mentales de los que dispone, para poder tomar una decisión lo más acertada posible.

¿Qué ventajas ofrece el aprendizaje basado en el pensamiento?

1-Aprendizaje mediante la exploración de contextos reales: los estudiantes aprenden a mirar a su alrededor, a interpretar el entorno que los rodea. Aprenden haciendo, una adquisición de conocimiento mediante la práctica que perdura más que aquel alcanzado mediante enseñanza puramente teórica.
2-Búsqueda y contraste de información: ¿ser nativo digital te convierte en competente digital? No. Tener acceso a un volumen de información cada vez mayor no implica que sepamos trabajar con esa información. Es necesario que todos entendamos que tenemos que ser muy cuidadosos con aquello que encontramos en la red. Por ello, es importante formar a los estudiantes en la búsqueda y selección eficaz de fuentes de información, así como enseñarles a contrastar la veracidad y exactitud de las mismas.
3-Razonamiento, reflexión y toma de decisiones: aprenden a pensar y analizar un determinado problema o cuestión, o considerar todas las opciones posibles, compararlas, clasificarlas y meditar las posibles consecuencias. Aprenden a dirigir su investigación hacia la consecución de objetivos previamente definidos.
4-Argumentación y comunicación: combinado con metodologías tales como el trabajo cooperativo, el thinking-based learning fortalece habilidades tales como la verbalización, la escucha, o el autoconocimiento y definición de roles dentro de un equipo. El alumno advierte los puntos fuertes de sus compañeros y los suyos propios y organizan el trabajo para sacar el máximo provecho de ellos.
5-Conceptualización e innovación: gracias a la exploración de entornos reales, y fusionado con el aprendizaje basado en proyectos (PBL), el TBL potencia en el alumno la capacidad para detectar problemas, conceptualizar ideas y buscar soluciones creativas.






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