“Más fuertes juntos”. Así se podría
resumir de forma sencilla el aprendizaje cooperativo, una metodología
que los maestros usan para agrupar a los estudiantes y, así, impactar en el
aprendizaje de una manera positiva.
Los
defensores de este modelo teorizan que trabajar en grupo mejora la
atención, la implicación y la adquisición de conocimientos por parte
de los alumnos.
El objetivo final es siempre común y se va a
lograr si cada uno de los miembros realiza con éxito sus tareas
La
principal característica es que se estructura en base a la formación de grupos
de entre 3-6 personas, donde cada miembro tiene un rol determinado y
para alcanzar los objetivos es necesario interactuar y trabajar de forma
coordinada.
En
el aprendizaje cooperativo, el objetivo final es siempre común y
se va a lograr si cada uno de los miembros realiza con éxito sus tareas.
Por su parte en el Aprendizaje Individual el alumno se focaliza en conseguir
sus objetivos sin tener que depender del resto de compañeros.
Elementos esenciales del aprendizaje cooperativo
Además, para que un
trabajo en grupo pueda considerarse aprendizaje cooperativo debe incluir los
siguientes elementos esenciales:
La interdependencia positiva
Surge cuando los
componentes del grupo se percatan que su trabajo está vinculado al de los demás
y el éxito en la consecución de sus objetivos depende del trabajo de todos los
integrantes del equipo, de tal modo que el objetivo final de la
tarea no se podrá alcanzar si uno falla. Así todos necesitarán de la
implicación de los demás.
Responsabilidad individual y grupal
Para conseguir este
éxito, que depende de todos los miembros, es necesario un compromiso de grupo,
donde todos asuman la responsabilidad de alcanzar los objetivos grupales,
y otro individual donde cada uno se responsabilizará de sus objetivos
propios. Evitamos así la difusión de responsabilidades y un mal
muy común en el trabajo en grupo realizado con otras metodologías, de tal modo
que nadie puede aprovecharse del trabajo de otros.
Interacción estimuladora
Aumentar las
posibilidades de interacción mediante dinámicas interpersonales. Los alumnos
deben promover el éxito de los demás compartiendo,
ayudando, respaldando y animando a sus compañeros de grupo, de tal forma que
los trabajos se producen gracias al esfuerzo y las aportaciones conjuntas,
basadas en el compromiso y respeto por el otro.
Habilidades interpersonales y grupales
El aprendizaje
cooperativo va más allá de aprender cualquier materia. Los alumnos deben adquirir
destrezas interpersonales y de trabajo en grupo. Deberán
comunicarse, tomar decisiones, resolver conflictos, organizarse y apoyarse
entre ellos. Todas estas competencias también serán responsabilidad del
docente, promoviendo así una formación integral.
Evaluación grupal
Los alumnos también
tendrán que hacerse responsables del proceso de evaluación.
Se destinará un tiempo para reflexionar conjuntamente en qué medida están
alcanzando sus objetivos y las relaciones de trabajo de una forma sincera,
respetuosa y crítica, de modo que deberán tomar decisiones sobre aquello que
necesitan reajustar o mejorar. En este sentido, es muy práctico el uso de rúbricas y
de técnicas de metacognición, como
las rutinas
de pensamiento.
Mediante esta
metodología fomentamos valores como la tolerancia,
el respeto y la igualdad, y
la capacidad de reflexión y el sentido crítico.
Por ello, es una gran metodología que nos permitirá trabajar de forma integrada
las Competencias
Clave, siendo un aprendizaje continuado durante todo el
proceso, más allá de la consecución del objetivo final, de modo que “el
aprendizaje del alumno se llevará a cabo a lo largo del camino que recorrerán
juntos”.
Evaluar el
aprendizaje cooperativo supone que hay que trabajar en dos niveles diferentes:
- A nivel
individual: alumno.
- A nivel
colectivo: el equipo.
Así se
refleja en la siguiente imagen:
Es fundamental para transformar el aula en una red de aprendizaje.
¿Cómo?
Se
articula en cinco pasos.
a.
Establecer el currículo de la cooperación
·
Operativiza la competencia para cooperar.
Capacidades, destrezas y actitudes que se consideran básicas para que los
alumnos cooperen bien.
·
Establece los ámbitos e indicadores de evaluación.
Las capacidades y destrezas se tienen que definir en indicadores que definan
conductas y desempeños que tienen que desarrollar los alumnos que indican que
trabajan en equipo de manera correcta. Los indicadores tienen que estar
secuenciados para que se trabajen de manera progresiva.
Ej. de
indicadores: solicitar ayuda a sus compañeros antes que al profesor, respetar
el turno de palabra...
b.
Diseñar el plan de evaluación
·
¿Qué se va a evaluar? Con que
indicadores se va a trabajar en cada momento.
·
¿Quién va a evaluar? Hay que saber si se sumará a
los alumnos como evaluador de su propio trabajo o el de sus compañeros.
·
¿Dónde y cuándo se va a evaluar? Se
debe establecer en qué momentos se va a desarrollar la evaluación.
·
¿Con qué se va a evaluar? Hay que seleccionar las
estrategias/ instrumentos más apropiados.
c.
Prepara el contexto de evaluación
·
Diseñar tareas/situaciones y productos que utilices
para evaluar.
·
Elaborar las herramientas de evaluación.
·
Crear un contexto cooperativo.
·
Enseñar a cooperar.
d.
Evaluar la competencia para cooperar de los alumnos
·
Hay que recoger la información.
·
Hay que contrastar la información con
·
los indicadores que se establecieron en el
currículo de cooperación.
·
sus desempeños anteriores para comprobar y
valorar su progreso.
e.
Proyectar los resultados de la evaluación
·
Hay que proyectar los resultados de la evaluación:
·
hacia los procesos de mejora.
·
hacia las recompensas/celebraciones (ayudan a
contribuir la motivación y el interés hacia el trabajo cooperativo).
·
hacia las calificaciones (con el fin de darle valor
escolar a la cooperación).
Para la
autoevaluación se pueden utilizar herramientas muy variadas, muchas de ellas
son las mismas que utilizamos para la evaluación de cooperación del alumnado
(escalas de valoración, rúbricas, anecdotario, diario de equipo...). Una
herramienta muy interesante para promover la reflexión es el boletín de
autoevaluación grupal. Es una herramienta muy eficaz para que los
alumnos reflexionen sobre el funcionamiento de su equipo. No solo reflexionen
sobre su trabajo conjunto sino que se proponen objetivos y acciones de mejora.
Los boletines de autoevaluación grupal pueden tener siete apartados que
incluyen diversos ámbitos:
Para
completar estos cinco pasos tenemos estas tres herramientas que
nos ayudarán en la evaluación, podrán ser utilizadas también por los alumnos,
lo que nos va a facilitar la autoevalución y la coevaluación entre inguales.
Nos ayudarán a construir una visión compartida con respecto a lo que implica
ser eficiente a la hora de cooperar.
- Listas
de control
- Las
escalas de valoración
- Las
rúbricas
https://sites.google.com/site/moocaprendizajecooperativo/paso-5
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